domingo, 12 de abril de 2009

Junkhead


La ciudad de Seattle, Washington, fue el escenario. Por aquel entonces, siendo el año de 1987, en una fiesta cualquiera, tenía lugar un encuentro que marcaría la historia del rock. Ni sus protagonistas lo sabían. Layne Staley se desempeñaba como baterista y mostraba inquietudes por el canto. Jerry Cantrell, por su lado, hacía ya desde entonces lo que mejor sabe hacer: tocar la guitarra. Alguien los presentó. Platicaron; se entendieron bastante bien, pues compartían gustos musicales. Tal vez fue el el calor de la peda, o la influencia de alguna otra sustancia en sus organismos, pero en ese momento dijeron: "Hey, ps hay que hacer un pinche grupo, ¿no?".


Lo hicieron. Después de reclutar a otros músicos, formaron Alice In Chains. Viene el EP We die young. El primer disco, Facelift, se edita. Un disco denso y pesado, con letras oscuras. Es 1990 y la banda comienza a ganar notoriedad. Otro EP, Sap, se lanza en el año de 1992. Es el preámbulo para el lanzamiento de la obra maestra del grupo: el sublime Dirt.


Llega la fama internacional. El disco muestra la plenitud creativa que alcanzó el grupo en aquellos años de la fiebre efervescente del llamado grunge. El grupo no debía nada a Nirvana ni a Pearl Jam, mucho menos a Soundgarden. Estos güeyes se cocían aparte. Layne Staley se consagra como gran figura, debido a su peculiar y potente voz, y su desgarradora forma de cantar. Además, la temática es heroinómana por excelencia: depresiones, pasones, la ideología del junkie, la adoración y apología de la droga. La inclusión de estos tópicos era más que justificada, pues bien sabido era que los miembros del grupo se arponeaban gacho y le ponían duro a la heroína. El más clavado era Staley. Siempre lo fue. El disco los catapulta y los coloca como uno de los grupos insignes del movimiento grunge, que se generó en la ciudad de Seattle, Washington, a finales de los años 80's del siglo pasado. Giras, mujeres, lo bello de la vida: sexo, drogas y rock n' roll.


Se edita el Jar of flies en el año de 1994. Magnífico disco, un tanto más calmado y acústico. Layne Staley, junto con músicos de Pearl Jam y Screeming Trees, forma el proyecto Mad Season. Un disco, Above. Tecere LP, llamado simplemente Alice In Chains. Año de 1995. No hay giras, pues Stanley sigue sumido en la adicción a la heroína y en sus recurrentes depresiones. Alice In Chains regresa a escena, para ejecutar un legendario Unplugged, para MTV, en los tiempos en que la dicha cadena de videos organizaba buenos acústicos, no como hoy, que lo hace con figurines como Shakira, Ricky Martin, Diego Torres y Maná (aagggrrrhhh). Show magnífico; mágico, que sin embargo dejó ver a un mermadísimo Layne Staley, todo ñango, desaliñado, con la voz disminuida y apenas abriendo los ojos. Con todo, lo que son las cosas, ese semblante le dio un matiz depresivo a la actuación que abonó considerablemente a su carácter místico. Antes, Staley parecía más bien un malandro que cantaba como los más endemoniados condenados; ahora lucía frágil y endeble, más al estilo Kurt Cobain.


Meses más tarde, sirviendo Alice In Chains como telonero de KISS, (sí, no mamar), en ese mismo año, Layne Staley cantó por última vez con el grupo en un concierto en vivo. Vinieron años de inactividad, hasta que en 1998 fueron grabados dos temas: Get Born Again y Died. Otro receso. Staley ya no daba para más: estaba perdido en una espiral descendente de depresión y drogas. Su novia había fallecido en 1996 y nunca se llegó a reponer de esa pérdida. Heroína, más heroína. En esos periodos, quien era el guitarrista y -hay que decirlo- cererbro del grupo, Jerry Cantrell, grabó dos discos como solista. Mientras, se edita un disco de éxitos del grupo y otro de temas en vivo.


Staley permanecía esquivo, encerrándose cada vez más en su nebulosidad personal. Su brazos estaban cansados de tanto ser pinchados, pero su sangre de caballo le exigía el sosiego que sólo la heroína podía brindarle. Tranquilidad breve. Su vida se tornó en la de un junkie cualquiera, como el retratado en sus letras. La realidad de la condición que una vez alabó en canciones tan magníficas como Junkhead, terminó por devorarle y pasarle factura. Formaba parte de uno de los grupos más respetados de la escena alternativa mundial, pero eso no lo ayudó a dejar el estilo de vida que a la postre lo llevó a su triste final. Se vio acorralado, empero, en un aislamiento desconsolador en el que las drogas eran sú única opción.


El día 19 de abril de 2002, se econtró a Layne Thomas Staley en su casa de Seattle, muerto. Su cadáver había entrado en etapa de putrefacción cuando se le localizó. Tuvo que reconocérsele mediante su dentadura. La necropsia reveló que llevaba dos semanas de fallecido y que la causa del deceso había sido una sobredosis con speedball, que es una combinación de cocaína y heroína. Habría muerto, pues, el día 5 de abril de ese año. ¿Les suena la fecha? A sus 34 años dejó este mundo. Murió solo, siendo una estrella de rock atormentada y mártir. Tal vez alguien pudo hacer más por él y evitar el trágico desenlace. Tal vez a nadie le importó. Sí, Layne, we die young.


Partió una de las grandes voces de la historia del rock, y sin duda la más cabrona de todas las de los grupos del so called movimiento grunge. El corazón y el alma de Alice In Chains decía adios sin despedirse, sin nadie que se enterara y estuviera ahí para tratar de impedirlo.


Empero, sin alma ni corazón, Alice In Chains sigue. Después de que lo más lógico era anunciar la disolución del grupo, no hubo tal pronunciamiento. Muy por el contrario, el grupo se reunió para tocar en dos ocasiones en los años de 2005 y 2006, con vocalistas variados, incluso otro grandísimo cantante como es Meynard James Keenan, de Tool. Aun así, todo parecía que eran reencuentros ex professo, y que el grupo como proyecto o como entidad viviente ya no existía, por la insubsanable pérdida de Staley. Pero no. No. Cantrell ya anunció que para este año 2009 se estará lanzando el nuevo disco del grupo. Pero eso no es lo peor, sino que se reclutó a un pelagatos cualquiera, sin nombre, para "cubrir" a Layne. Imperdonable, pues además de que ese hueco será imposible de llenar, no es una persona que está a la altura para al menos ocupar el puesto de vocalista. El lugar de vocalista de Alice In Chains tendría que ser, en su caso, cubierto por algún cantante consagrado, como fue lo que sucedió con los miembros de Rage Against The Machine, que incorporaron a sus filas nada más y nada menos que a Chris Cornell, ex frontman de Soundgarden para formar Audioslave.


Como buen fan que soy, la situación me resulta indignante. Habrá que ver cómo se desempeña el monigote ése, si bien, insisto, nunca se le debió dar cabida en el grupo. Una salida decente, ante la falta de Layne Staley, habría sido que el mismo Jerri Cantrell tomara la voz del grupo, ya que también canta. Ok, poniéndome laxo, debo aceptar que el grupo sin Staley podía (aunque no debía) subsistir; mas el grupo sin Cantrell sí resultaba impensable, pues él era el principal compositor de letra y música. Y siendo así, no veo la necesidad de tratar de sustituir a Staley con alguien externo. El indicado, en todo caso, debió ser Jerry Cantrell, el cerebro del grupo, según se dijo.


Darán mil excusas. Dirán que incluso así lo habría querido el propio Layne Staley, pero en el fondo saben la afrenta que le causan a su memoria y a sus fans. Era el luto que se le debía a un gran artista que no supo lidiar con la vida y con la fama. He querido recordarle en este texto y destacar su importancia. Mis palabras no le hacen justicia, pues sólo su obra habla de él como nadie puede hacerlo. Quienes lo hayan escuchado, me darán la razón; quienes no, sería un buen momento para que comenzaran a conocer a este insigne artista, un verdadero rockstar que llevó todas las implicaciones de su condición a las últimas consecuencias.

3 comentarios:

Vanessa C. dijo...

Yo, por eso no me encariño con ninguna estrella de rock, por mucho que me guste, casi siempre es predecible su final, disfruto su música.

Pero no permito que me partan el corazón de esa manera.


saludos muchos.

Spinotti dijo...

Que tal!
Bueno tu texto. Precisamente en mi blog habia querido mencionar algo del tema, pero me lo has ganado, jajaja.
Yo tengo a Layne Staley en un lugar privilegiado en mis gustos musicales. Es mi cantante favorito. Nadie como el en esa oleada grunge (aunque vinieran realmente del metal). La mejor voz (para mi gusto) en un género de buenas voces (Cornell, Vedder).
Es una lástima ver que han tomado la desición de seguir el grupo con otro vocalista (que ya vi algunos videos, y caray, ni a los talones en presencia y voz). Le hecho mas emoción, presencia y sentimiento alguien como Phil Anselmo en Would?.
Tan sacado de onda estoy que no se si escuchar el nuevo disco. Siento que el nombre de Alice se malbaratara. Ya veremos.
Saludos!!!!!

El Ángel Caído dijo...

Spinotti, tal vez está pronto el día en que asumamos que, al menos para nosotros, Alice In Chains ya no existe.