domingo, 5 de abril de 2009

In Memoriam



La fecha oficial en que se estima falleció Kurt Donald Cobain fue el 5 de abril de 1994. Eso sería exactamente hace quince años. La mañana del día 8 del mismo mes y año, su cuerpo sin vida fue hallado por un electricista que iba a realizar algunas instalaciones en la casa del intérprete. Yacía en el invernadero del inmueble. Un charco de sangre provenía de su oído izquierdo. Una escopeta tirada a un costado. Jeringa y demás parafernalia inherente al consumo de heroína. ¿Nota suicida?


El mundo estaba consternado y nadie quería creerlo. Se recordó el día en que se supo de la muerte de John Lenon. Caía una víctima más del show business. Se volvió un lugar común entre la generación de jóvenes fans del cantante preguntarse: ¿Dónde estabas cuando supiste de la muerte de Kurt Cobain?, así como en su momento se cuestionó en iguales términos respecto al deceso de John F. Kennedy. Nirvana, el grupo de rock más importante del momento, quedaba descabezado sin haber alzanzado su plenitud musical. Eso era todo. Se rompió una jerga, y todos se tuvieron que ir a la...


Nació el mito de Kurt Cobain. Esto sucede cuando apenas alcanzo la edad de 10 años y curso el quinto año de primaria. Creo recordar que en alguno de esos días mis compañeros de escuela comentaron el funesto suceso. No presté atención, pues en primer lugar en aquel entonces no conocía nada de música en general, ni de rock en particular, mucho menos de la obra del malogrado músico y el grupo que junto con él redimió a una marchita y lastimera escena musical mundial: Nirvana. Mis compañeros, algunos de los cuales tenían hermanos mayores que los iniciaron en tales menesteres, conocían ya la obra de dicho grupo y ya se consideraban fans del mismo. El evento me pasó de noche.


Quién diría que un par de años después, sobreviviendo el segundo año de secundaria, descubrí al grupo y a Kurt Cabain. Un entonces amigo, Humberto, me prestó dos cassettes: el Nevermind y el Incesticide; el primero grabado y el segundo original. Me dijo que los escuchara, pero que el chido, el chido, era el grabado. En efecto, el disco que más me entró fue Nevermind. Así conocí a Nirvana.


Algunos años después, llegaría incluso a renegar del Nevermind, y reconocer la superioridad y valor del grandioso Incesticide, pero eso es otro cuento. La música del grupo era lo más chingón que había escuchado hasta entonces y me volví su más devoto seguidor. Sobra decir que la figura de Kurt Cobain siempre destacó del resto de los integrantes de Nirvana, en principio por su desmesurado talento e increíble genialidad, y después, lógicamente, por la tragedia que lo rodeaba: una muerte inexplicable, que aún hoy día sigue discutiéndose si la produjo un suicidio o un abyecto asesinato.


Idolatré al grupo, pero principalmente a Cobain. Él era el chido, el genial, el creativo, el artístico, el mártir. Su forma de tocar la guitarra, de enloquecer en los toquines y desmadrar todo al terminar. La música era sencilla, pero potente y efectiva. Quienes dicen haberlo conocido, hablan de una persona fuera de lo común, con una sensibilidad artística muy peculiar. Fallece, desde mi perspectiva, sin haber alcanzado su plenitud creativa y musical. Apenas nos regaló tres discos de estudio; lo demás son recopilaciones.


¿Qué seria hoy de Kurt Cobain, si siguiera viviendo? Por lo que se dice, Nirvana andaba en las últimas. El grupo estaba por desintegrarse. Fuentes cercanas afirman que el guitarrisata cocinaba un proyecto musical con el cantante de R.E.M, Michael Stipe, quien fue una de las personas más cercanas a él en los meses cercanos a su triste final. Tal vez una carrera solista conservada hasta estos días; un sano divorcio con la piruja de Courtney Love. Los demás miembros del grupo, Dave Grhol y Krist Novoselic, en sus respectivos asuntos, seguramente sin corresponder a los que actualmente los ocupan (Foo Fighters y cagar aguado, respectivamente). Tal vez un reencuentro por estos años. Una gira mundial. Una legendaria segunda visita a México, como la que nos acaba de regalar Radiohead. Cobain consolidado como el músico más respetado e influyente de la escena rockera mundial. Unos años más tarde, el Salón de la Fama del Rock and Roll. Tal vez, habiendo subido de categoría, ahora saldría con top models y no con pellejos como los de su viuda. Tal vez habría asistido a los grammy's. Quizá hasta lo habríamos visto en los puñetos premios MTV de Latinoamérica.


A lo mejor habría actuado. Posiblemente habría dedicado más tiempo a la expresión plástica, que se le daba con bastante facilidad. Seguramente nos estaría ofreciendo música chingoncísima. Habría protagonizado escándalos. Habría destruido otros tantos cientos de guitarras, todas Fender. Courtney Love habría vuelto a talonear a los tugurios de Alaska, a desnudarse para los esquimales hediondos a foca y a pescado. Estaría gorda y acabada, maldiciendo su vida y añorando los años de bonanza y notoriedad que le dio su relación con el frontman de Nirvana. Nada de películas ni de glamour. Habría regresado a ser lo que era, lo que más bien siempre fue pero trató de disfrazar.


Kurt Cobain se fue, o se lo llevaron. Nos quedó debiendo su mejor música y muestras mayores de su talento y genialidad. Ciertamente su obra se ubica entre las más importantes de la historia del rock, y es de un valor incalculable; empero, es relativamente breve, considerando el gran potencial artístico que tenía el músico. Partió antes, como Jim Morrison, Janis Joplin, Jimmy Hendrix y Robert Johnson, teniendo la misma edad de estas otras leyendas: 27 años. ¿Quién sería Kurt Cobain estos días? Ésa es la pregunta que surge hoy, cumplidos quince años de su muerte. En otros años me pregunté cuál fue la realidad acerca de su deceso; quién fue el responsable. Maldije y renegué de la vida, medio y personas que lo llevaron, directa o indirectamente a la tumba. Hoy que Nirvana dejó de ser hace mucho tiempo mi grupo favorito, sólo me queda preguntarme qué sería de Kurt Cobain el día de hoy.


Quise hablar de él en este post. Habría podido expresar más cosas, más sensaciones, si esto lo hubiera emprendido unos diez o nueve años atrás. Con todo, sirvan estas palabras sin hilación ni sentido o coherencia como el más sincero homenaje que mi circunstancia actual me permite rendir a la mítica figura de Kurt Cobain, cuya vida y obra tuvo una profunda influencia en mi vida y mi forma de verla.


Te admiro y respeto. Alguna vez te idolatré. Estás entre los grandes y siempre serás recordado. Ahora, quién lo diría, tus palabras vuelven a reflejar mi realidad: Teenage angst has paid of well; now I'm bored and old.

1 comentario:

UG dijo...

NO MAMES... PINCHE NACO EGÓLATRA, NO LO DIGO POR ESTE POST PORQUE NI LO LEÍ SINO POR TU ESTÚPIDA RESPUESTA A LOS COMMENTS DEL POST ANTERIOR, MIRA QUE DEMERITAR LOS COMMENTS DE TNATNAS PERSONAS Y ENCIMA ENSALSARTE CON "ustedes si me dieron importancia!" PINCHE PENDEJO, IMPORTANCIA? NOMÁS NOS GUSTA EVIDENCIAR PENDEJOS Y CORTOS DE LA CABEZA... POR CIERTO. QUÉ SE SIENTE QUE NOMÁS TE COMENTEN PARA DECIRTE ESTÚPIDO? JAJAJAJA.

DATE UNA VUELTA POR LOS BLOGS DE LA GENTE QUE TE HIZO EL PARO DE REGALARTE UNOS MINUTOS LEYENDO TUS TONTERÍAS Y COMENTANDO PARA QUE VEAS LA ABISMAL DIFERENCIA ENTRE GENTE PENSANTE Y PENDEJOS CERRADOS COMO TU!