jueves, 30 de diciembre de 2010

2010 en un post




Aún no termina el año, pero es la única oportunidad que tengo para poder entregar algo antes de que ello ocurra a los fieles lectores de este blog. Normalmente no hago este tipo de ejercicios retrospectivos, que rayan en el cliché, pero no me ha quedado de otra y, de paso, mataré varios pájaros de un tiro, pues este post me permitirá retomar de manera algunos temas que se quedaron pendientes durante el año más estéril de este blog. Así que, a continuación, el recuento de mi dos mil diez, lo que pasó y lo que no pasó, lo rescatable y lo prescindible, lo bueno y lo malo, lo sublime y lo chabacano, lo patético y lo glorioso, lo... bueno, ustedes entienden.

Toquines: Este año asistí a varios conciertos, como nunca en la vida. Empecé por Dream Theater en Guadalajara en marzo, al que fui con el David; después, también en marzo y en la misma ciudad (bueno, de hecho no, éste fue en Zapopan), fui con mis primos de León a ver y escuchar nada más y nada menos que a Kashmir. Este toquín lo disfruté mucho, pues aparte de que agarramos la peda chido, el lugar estuvo excelente y el grupo ni se diga. Coreamos como viles colegialas los éxitos del grupo, canciones entrañables como Rocket Brothers, Surfing the Warm Industry, y claro, la inigualable y genial Melpomene (...flutter girl, killing me with her sunshine...).

Después vino el Vive Latino, al que siempre quise ir desde que se inició hace más de diez años. No se me malentienda, el festival y su enfoque "roquero autóctono" se me hace una mamada, como para trasnochados del rock. Eso de decirle "festival de cultura musical" también me resulta de una cursilería extrema. En fin, yo sólo fui porque había algunos grupos que me interesaba escuchar, y que en efecto pude disfrutar. Tijuana no, Los Tres; a Julieta Venegas no es que tuviera ganas de verla, a diferencia de mi acompañante (mi exnovia, que me regaló el boleto del Vive por mi cumpleaños), pero sí disfruté algunas de sus canciones de su etapa más chida, de hace mucho. También vi a Los Tres, grupo que en verdad me encanta. También escuchamos a Panteón Rococo, grupo que en verdad me caga, pero que siempre me prende para el slam con esa monumento a la cursilería más ramplona que es su rola La Carencia. De los mejores momentos del festival fue cuando me metí al slam con esta canción. Después vinieron los Aterciopelados, que tocaron asimismo muy chingón, pese a ya no incluir en su repertorio, por razón de una ñoñez inexplicable, la grandiosa canción de Florecita Rockera.

Pero bueno, sí tocaron Bolero Falaz y Baracunatana. Y la Andrea Echeverri, de verdad que qué perro canta, con mucho feeling; eso nunca lo va a perder. Con broche de otro (enésimo cliché en este post y seguramente no el último) cerraron Los Amigos Invisibles, a quienes ansiaba por ver desde hacía buen tiempo. Tocaron magníficamente y pudimos apreciar su actuación desde primera fila, pues, muy al estilo gañán chilango, nos clavamos hasta adelante. Disfruté mucho la actuación, sin saber todavía lo que sucedería meses más adelante...

Después fui al festival Corona Capital, donde pude ver, entre otros artistas, a Regina Spektor, Interpol y The Pixies. Realmente lo único que encontré rescatable fue la actuación de los segundos citados, pues los pixis realmente decepcionaron, ya que tocaron bien culero. Esto ocurrió en el mes de octubre si mal no recuerdo. Después, en Noviembre, Los Amigos Invisibles en León, Guanajuato, donde todo puede -y pudo- suceder. Muy probablemente el mejor concierto del año en lo que a lo vivencial se refiere y que disfruté mil veces más que el anterior. Todo lo que estuvo alrededor del concierto, y sobre todo la inmejorable compañía, fue lo que lo hicieron memorable, punto de inflexión en el devenir de algunos sucesos significativos que más tarde tendrían lugar en este caótico 2010. Ese momento sólo podía ser superado por otro, en términos empírco musicales, que sin embargo no llegó a acaecer.

Me refiero al toquín de los Flaming Lips en el D.F. el día 11 de diciembre. No fui porque se casaba un amigo ese mismo día, aunque ya había comprado los boletos. Habría sido algo inigualable, pues de haberse dado habría ido con alguien que gusta del grupo tanto o más que yo y que por entonces, y todavía, ocupaba todos mis pensamientos.

Lo demás: El día de mañana es el último de mi trabajo como burócrata. Me voy contento y satisfecho; logre muchas cosas. Acerté y la cagué, pero lo importante es que aprendí y que la experiencia de haber trabajado en la administración pública municipal me permitió conocer a muchas personas, particularmente a una que espero que siga en mi vida por mucho tiempo. Viví esta etapa con la intensidad debida, con excesos, pero también con virtudes, y creo que en general el balance es positivo.

También durante este 2010 terminé una relación que si bien no fue demasiado larga, sí fue significativa, al grado de parecer que sería la definitiva en mi vida. Al final, las cosas se fueron por otro rumbo y de cierta forma siento que así tenía que ser. No me arrepiento de nada. Todo lo contrario: sucedió porque tenía que suceder y era necesario que así fuera. Creo que mi vida no estaría completa de no haber tenido esa vivencia.

Hoy estoy muy bien y el panorama es alentador. Creo que no me falta nada. He comenzado una nueva relación, y parece que todo vino a darse a su debido momento. Todo con oportunidad. De alguna forma se acomodaron las cosas, como si hubieran estado aguardando hasta que fuera preciso, exacto. Raro, pero así ha sido.

No sé qué será del 2011. Este blog ya agoniza. Veremos si lo puedo reanimar.